Claves para escribir diálogos realistas


Los diálogos son una parte muy importante a la hora de escribir ficción, ya que gracias a ellos podemos comprender mejor a los personajes, situarlos en un determinado tipo de sociedad y en una época concreta, son útiles para proporcionar información a quien nos lee y ayudan a que la trama avance. Sin embargo escribir diálogos es muy complicado, puesto que tienen que aportar algo a la historia, ser fluidos, sonar naturales y dar voz a los personajes. 

Lo que un diálogo debe aportar a una historia depende mucho de la historia que se esté escribiendo y de la intención de quien la escribe. Un diálogo puede usarse como alivio cómico en una situación de tensión, para situar a quién lee en la historia, para avanzar en la trama, para mostrar desarrollo de personajes y para muchas cosas más. Lo importante es tener clara cuál es la función de ese diálogo.

La fluidez no hace tanta referencia a la fluidez de la conversación entre los personajes como a la fluidez con que se lee el diálogo. La conversación entre dos personajes puede ser torpe y estancarse, pero eso no debe afectar a la fluidez en la lectura. Para ello utilizar las acotaciones correctamente es imprescindible.

Hacer que un diálogo suene natural y de voz a los personajes es probablemente la parte más complicada de todo este proceso. Esto se debe principalmente a dos factores: el lenguaje al escribir un diálogo no puede ser ni un reflejo fiel del lenguaje natural ni alejarse demasiado de él y debe adaptarse a las características del personaje. 

¿Por qué los diálogos no pueden ser un reflejo fiel del lenguaje natural?


El lenguaje natural es muy complejo y está lleno de matices muy difíciles de captar e imposibles de reflejar por escrito. Por muchas descripciones que hagamos, al escribir nunca vamos a conseguir transmitir de forma fiel el tono de voz y el lenguaje no verbal que utilizan los personajes. Por esta razón es necesario simplificar un poco el lenguaje natural, para permitir que las personas que nos leen capten todos los matices que transmitimos sin sobrecargar la información, porque de lo contrario, por mucho que se esté copiando la realidad, el resultado es forzado y da sensación de artificialidad.  
El lenguaje que empleamos en nuestros diálogos debe ser claro y no estar demasiado cargado de matices, para que quienes nos leen puedan captar todo lo que queremos transmitir sin realizar demasiado esfuerzo mental. 

¿Cómo se le da voz a los personajes?


Para darle voz a un personaje primero tenemos que saber ciertas cosas sobre el mismo: tipo de sociedad en la que vive, época de la que proviene, edad, clase sociocultural, género (si en la sociedad de la que proviene hay diferenciación social de los mismos), personalidad, estado de ánimo, situación comunicativa, etc. Todos estos factores afectan a la forma de hablar de las personas, como demuestran numerosos estudios sociolingüísticos, y por lo tanto deben afectar también a nuestros personajes. La sociedad nos dará una idea de las expresiones y usos que el personaje puede utilizar o no (por ejemplo en una sociedad con igualdad de género los personajes jamás utilizarían expresiones que resulten denigrantes para la mujer ni utilizarían el masculino como género predominante). La época también nos ayudará con algunas expresiones y usos, pero sobre todo le dará forma al discurso. Es fácil comprobar que las personas no hablan igual dependiendo de su edad, y eso debe reflejarse también en los personajes (se pueden utilizar expresiones diferentes, ritmos distintos a la hora de manejar la conversación, etc.). La clase sociocultural hace referencia tanto a la educación que ha recibido el personaje durante su infancia y juventud como a la concepción que tiene de sí misme con respecto a la sociedad en la que vive. El resto de factores mencionados también afectan en gran medida a la forma de hablar del personaje, pero al ser más concretos y personales no hay un criterio que se pueda seguir como en los ya expuestos anteriormente.

Sin embargo las mejores claves para escribir buenos diálogos son escuchar y practicar. Para poder escribir distintas voces es necesario haber observado previamente a personas diferentes hablando en situaciones diversas, puesto que eso nos da una idea más clara de cómo funciona el lenguaje.

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